miércoles, 16 de mayo de 2018

Las fronteras abiertas de la poesía

Un año más, hemos concluido nuestra programación de los ya conocidos Miércoles poéticos del Colegio Diocesano San Atón. Una vez al mes, miércoles a las cinco de la tarde, hemos ido alternando talleres poéticos con visitas de poetas que nos han inspirado y ayudado en este camino escondido.
Mientras preparamos el cuadernillo de poemas de este curso (ya el III), en el que aparecerán, como en años anteriores, versos noveles, inéditos y consagrados, esta es la crónica de nuestro coordinador, don Manuel Chacón:

"Luís Leal nos propuso allá por diciembre una idea, nos la dejó flotando en el aire con sus alas de luz de río en la frontera de nadie, de todos. El poeta portugués nos habló de su condición transfronteriza, de su alma de contrabandista moderno, contrabandista de sí mismo, que se cuela en cada país de vuelta con la sensación de que es y no es la misma persona, es y no es el mismo territorio a un lado y otro de una raya tan imaginaria como real. Mucho más allá de nociones geopolíticas, Luís (con tilde en la í portuguesa) nos invitó a que madurásemos la idea, nos sugirió que nos convirtiéramos en frontera para comprobar si lo que se siente es distancia insalvable o la humilde libertad del pajarillo que se posa indistintamente a un lado u otro del río.

Después vino Lolo Unión, el polifacético poeta atleta. Tras el sosiego anterior de Luís, nos enfrentábamos ahora al torbellino de un hombre enérgico que se deleita en la narración de sus múltiples peripecias y victorias. Puro nervio, el enjuto poeta no dio tregua a su joven auditorio, que encadenaba carcajada tras carcajada ante anécdotas, poemas y ocurrencias.

Javier Feijóo completó este trío de trovadores tan modernos como antiguos, porque de la voz de estos tres hombres parece proceder la misma sabiduría, el hondo y humilde saber de los que optan, como decía Fray Luis, por las cosas esenciales de la vida. Hablando de voces, lo primero que destaca de Feijóo es precisamente la voz, en especial cuando el hombre se transforma en poeta de sus versos en castúo. Mientras don Javier habla, su voz es una; cuando don Javier declama, su voz es castúa, su persona es otra y el espectador asiste atónito a esta metamorfosis inesperada en la que el cambio no solo es sonoro, sino que arrastra con él múltiples significados de la sabiduría de la que hablábamos antes. El habla del humilde pueblo extremeño se descubre como la más adecuada para revelar pequeñas verdades, las más grandes.

Hasta aquí nuestro periplo poético, ya solo nos queda que las páginas en blanco vayan siendo ocupadas por palabras inspiradas en la idea que nos dejó Luís Leal sugerida, la frontera sin fronteras".

   

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